Recibir una parte de una herencia terrenal significa reducir la parte que correspondería a los heredemos. En la herencia de la fraternidad, por el contrario, los bienes de cada uno, aumentan los de los demás
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En este tipo de herencias una persona puede quedar todo lo posible, para obtener la parte de que le corresponde sin perjudicar egoístamente a nadie; rechazar nuestra parte, pues sería privar a las demás de una porción que es de ellos.
La parte verdadera… no es la que te guardas para ti, sino lo que pones a disposición de los demás.
Cada uno de nosotros es algo que no es otro, y por tanto sabe algo, incluso aunque no sea consciente de ello, que no sabe nadie mas. Es asunto de todos… como herederos de todo, ofrecer nuestra parte a los demás, ya que somos una familia, con Dios a la cabeza y en el centro de la misma.
(Del libro blanco página 173)